jueves, 3 de noviembre de 2011

Cuarenta tablones dirigidos a él; noventa personas en un chat cuando sólo buscas a una; ciento cincuenta números de teléfono en tu agenda, pero dejarías sólo su nombre; trescientos ochenta libros en casa que te recuerdan vuestra historia, aunque sea sólo en una palabra; quinientas canciones que te sabes de memoria y que no dudarías en compartir con él; mil suspiros que sólo llevan un nombre; tres mil sueños por los que pagarías por repetir una y otra vez; horas y horas hablando por teléfono, viendo sus mensajes una y otra vez, la foto que os hicisteis, la que tienes guardada como el más preciado tesoro; y quince mil sonrisas dibujadas, una por cada vez...

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